jueves, 27 de agosto de 2015

San Miguel de Tucumán.

         En la entrada de presentación del blog indicaba que en el caso español los grupos sobre los que se estudia la diferenciación residencial vienen definidos en la mayor parte de los casos por la nacionalidad. Sin embargo, en otros contextos esta variable no tiene utilidad alguna a la hora de estudiar este fenómeno, y son otras, de corte socioeconómico, las empleadas.
         Aprovechando que estoy en estos días en San Miguel de Tucumán, Argentina, traigo esta ciudad como ejemplo de diferenciación residencial no relacionada con la nacionalidad. San Miguel es la capital de la provincia de Tucumán, situada en la región Noroeste de la República, a unos 1.000 kms al NO de Buenos Aires. Según el último Censo de Población, de 2010, el Gran San Miguel de Tucumán (GSMT) -el área metropolitana- tiene 794.000 habitantes, y es la metrópolis de la región.
         Como en la mayor parte de las grandes ciudades argentinas -y, por extensión, latinoamericanas-, hay grandes diferencias socioeconómicas entre su población, la brecha entre "ricos" y "pobres" es grande, y estas diferencias tienen un acusado componente espacial. Así, los menos pudientes tienden a localizarse en las periferias, o en determinados espacios pericentrales degradados, mientras que los más pudientes se localizan bien en el centro urbano -cada vez en menor medida-, bien en localizaciones también periféricas, pero caracterizadas por presentar buenas condiciones ambientales y estar comparativamente bien comunicadas con el centro . Es por ello que las viviendas de esta clase alta tienen a localizarse en siguiendo una única dirección desde el centro de la ciudad, mientras que las de la clase baja se extienden por la mayor parte de la periferia. La práctica totalidad de los modelos de ciudad latinoamericana de los que disponemos dan cuenta de esta realidad, y abajo les dejo un par de referencias (pertenecientes a la "escuela" alemana, en mi opinión la que mejores modelizaciones ha aportado), aplicables a ciudades intermedias.
         En este contexto, una de las variables que puede utilizarse para medir la diferenciación residencial es el Índice de Privación Material de los Hogares (IPMH). Básicamente lo que mide es la presencia de hogares con privación patrimonial (esto es, que residen en viviendas que no cumplen con unos mínimos de calidad de los materiales de construcción); de hogares con privación de recursos corrientes (que no cuentan con un mínimo de ingresos); y de hogares con privación convergente, esto es, que están afectados a la vez por ambos tipos de privación.
         Podemos emplear esta variable para trabajar alguna de las 5 dimensiones de la diferenciación residencial, tal y como ha hecho Batista Zamora (2012). Entre otros, la autora selecciona a los hogares con privación convergente (que agrupan a la población más pobre de la ciudad), el 19% de los hogares del GSMT en 2001, 34.096 en números absolutos,  centrándose en la dimensión agrupamiento empleando técnicas de autocorrelación espacial, a las que ya he hecho referencia en este mismo blog aquí y aquí.
         El valor de la I de Moran aplicada a la distribución espacial de los hogares con privación convergente es de 0,4611, valor significativo al 0,05%, por lo que dicha distribución no es en absoluto aleatoria. En la figura se muestran los hot-spots (en rojo) y los cold-spots (en azul), y en ella puede observarse con claridad cómo las concentraciones estadísticamente significativas se localizan en la periferia, al igual que los agrupamientos bajo-alto. En contraste, los cold-spots se extienden por el centro de la ciudad y por alguno de los radios (secciones) censales del oeste, formando una extensión lineal del centro. Merece la pena destacar que en esta zona prácticamente no hay agrupamientos bajo-alto, y que los únicos alto-bajo están en ella. En resumidas cuentas, las agrupaciones estadísticamente significativas alto-alto se extienden, de manera bastante continua, por toda la periferia de la ciudad, con la única excepción de su porción occidental; y las agrupaciones bajo-bajo, lo hacen por el centro, más una expansión lineal precisamente en dirección a la periferia occidental.
 
Agrupamientos correspondientes a los hogares con Privación Convergente en el Gran San Miguel de Tucumán (2001).


Batista Zamora, 2012.

         Recordemos que esta es la distribución espacial "típica" de la población de la ciudad latinoamericana cuando se la agrupa a partir de variables socioeconómicas, tal y como indiqué al comienzo. El Gran San Miguel de Tucumán como acabamos de ver no es una excepción, y, al menos en este caso esa distribución de la población no es aleatoria. Son varios los factores -históricos, medioambientales, relacionados con determinadas actividades económicas (ingenios) localizadas en el sur de la ciudad, etc.- que subyacen en esta realidad, y a ellos dedicaré una de las próximas entradas.
 
Para saber más: 


Bähr, Jürgen y Günter Mertins (1982): "A model of the social and spatial differentiation of Latin American metropolitan cities". Applied Geography and Development 19: 22-45. Originalmente Idealschema der sozialraümliche differenzierung lateinamericanischer Grobstadte. Geographische Zeischrift  69: 1-33.

Batista Zamora, Ana Ester (2012): "Notas sobre la presencia y localización de concentraciones de hogares pobres en las capitales del Noroeste argentino." Breves Contribuciones del Instituto de Estudios Geográficos, 23: 9-30. Disponible en http://www.filo.unt.edu.ar/rev/ieg/ieg_23/Breves%2023-4-Articulos-BatistaZamora.pdf
 
Borsdorf, Axel (1989): "El modelo y la realidad. El ejemplo de la ciudad latinoamericana." Revista Interamericana de Planificación 22: 21-29

Gómez, Alicia, Mario, Silvia, y Olmos, Fernanda (2003): Índice de Privación Material de los Hogares (IPMH): desarrollo y aplicación con datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001. Ponencia presentada en las VII Jornadas Argentinas de Estudios de la Población AEPA.

 

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