Como sabemos, la diferenciación residencial es la
distribución espacial desigual de grupos sociales, de manera que, para medirla,
el espacio urbano debe estar subdividido en unidades espaciales a las
cuales queda referida la información sobre esos diferentes grupos sociales. Y
eso nos lleva a referirnos al Problema de la Unidad Espacial Modificable, o
Modifiable Areal Unit Problem, MAUP, por sus siglas en inglés.
En nuestro contexto, esa unidad espacial es la sección
censal. Se trata de la subdivisión espacial más pequeña para la que disponemos
de información censal -o padronal- más o menos abundante, puesto que es la
empleada en los Censos de Población y en los Padrones Municipales de
Habitantes. Hay equivalentes en otros contextos -los census tracts de los
Estados Unidos, o los radios censales argentinos-, y, a efectos prácticos, los
investigadores estamos condenados a utilizarlos en la mayor parte de las
ocasiones. ¿Por qué digo condenados? Por que su delimitación responde
únicamente a razones administrativas, muy relacionadas con el sistema
electoral. Hace falta un mínimo de población para que una sección censal
exista, de ahí que asistamos a la fusión de algunas de ellas en nuestros
centros urbanos, cada vez más despoblados; y, de la misma manera, pueden
contener un volumen máximo de población, por lo que es muy frecuente la
aparición de secciones censales nuevas, desgajadas de otras preexistentes, en
las periferias urbanas, asiento mayoritario de los nuevos habitantes de la
ciudad. Este baile, de por sí dificulta la realización de estudios comparativos
en el tiempo, puesto que el número de secciones en el que se subdivide la
ciudad afecta el resultado de los índices.
Pero además, como su objetivo es el que es, la subdivisión
de la ciudad en secciones censales no tiene por qué reflejar la realidad
social, arquitectónica, o evolutiva del espacio construido, de forma que un
mismo barrio puede estar dividido en varias secciones, o una misma sección
contener dos barrios diferentes (y diferenciados). Este hecho puede parecer
baladí, pero pensemos en los peligros de caer en la denominada "falacia
ecológica" al emplear unidades espaciales que agrupan a población que
puede ser muy heterogénea; o en los reparos que, siendo puristas, pueden
ponerse al uso de indicadores locales de autocorrelación espacial, usando las
secciones censales; y sin olvidar que es precisamente el contexto social, en
sentido amplio, del que no pueden dar cuenta de manera acabada las secciones
censales, el que nos permite ir más allá de la mera cuantificación de la
diferenciación residencial.
Es cierto que hay municipios en los que contamos con una
subdivisión alternativa, más útil para nuestros objetivos, el barrio. Málaga,
Sevilla o Granada cuentan con su propia delimitación en barrios, que, además se
está manteniendo estable en el tiempo (en el caso malagueño la delimitación en
barrios se remonta, prácticamente sin cambios, a 2003); pero, en este caso, el
problema es el volumen de información referida a ellos. Como en la mayor parte
de las ocasiones la delimitación es municipal, la información es la
correspondiente al Padrón de Habitantes -básicamente edad, sexo, nacionalidad y
nivel de estudios-, una variedad muy por debajo de la correspondiente a los
Censos de Población, que, recordemos, usan las secciones censales. De todas
formas, el barrio sería la unidad espacial más recomendable para estudiar la
distribución espacial de los inmigrantes, agrupados por nacionalidad, o de la
población discriminada según su edad.
Por cierto, no puede "recomponerse" el mapa de los
barrios jugando a agregar secciones censales, al menos en el caso malagueño,
aunque, por desgracia, a nivel de sección censal la variedad de información
disponible se acerca cada vez más a la del Padrón; este escasísimo volumen de información
efectivamente disponible es una consecuencia de la metodología muestral
empleada en nuestro último Censo de Población, que impide, por ejemplo,
realizar estudios de ecología factorial, o saber la distribución por
nacionalidad de la población residente en una sección censal determinada, si
ésta contiene poca población.
Pero ese es otro tema, que da para una entrada diferente.
Para saber más:
Jacobs-Crisioni,
Chris, Rietveld, Piet, y Koomen, Eric (2014): “The impact of spatial
aggregation on urban development analyses”. Applied
Geography, 47, pp. 46-56.
Opensahw,
Stan (1983): The modifiable Areal Unit Problem Newcastle University . Concepts and Techniques in Modern Geography No. 38.
http://www.qmrg.org.uk/catmog/index.html
Rodríguez,
Gonzalo (2013): “El uso de zonas censales para medir la segregación
residencial. Contraindicaciones, propuesta metodológica y un estudio de caso:
Argentina 1991-2001” .
Eure, Vol. 39, Nº 118. pp.97-122.
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